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4 de mayo de 2015

Costumbres - El bautizo



José María Domínguez Moreno
Título del artículo: Rituales del Bautizo y de la Purificación en Extremadura
Año: 1988    
Revista número: 93 (pp 79-82)


CEREMONIAS E IMPOSICION DEL NOMBRE

El bautismo representa la primera salida del niño desde su nacimiento. Hasta hace pocos años era obligatorio que el acontecimiento tuviera lugar en domingo o día festivo, generalmente a la finalización del rosario vespertino, si bien algunas familias lo preferían antes de la misa mayor mañanera. Esta presentación pública venía jalonada de una serie de rituales y prescripciones. Antes de pisar la calle el pequeño debía ser lavado con agua templada en la que se hubiera depositado una hoja de laurel. Este agua prebautismal tenía la posibilidad de emplearse exitosamente en hechizos brujeriles contra el niño. Para evitar la manipulación, en Ahigal y Granadilla la arrojaban al fuego. En Cerezo, donde el laurel era suplido por una hoja machacada de hierbabuena, con el agua regaban una jortiguilla, pa si alguien la quería arrebañal se pinchara y no la podiera cojel. En Mirabel se vertían en el agua tres gotas de aceite. En Villanueva de la Sierra escupía en el recipiente la madrina, que tie qu'ehtal confesá y en gracia de Dioh. En Trujillo y La Cumbre se empleaba para la ocasión un barreño de barro sin estrenar. En Oliva de Plasencia y Valdeobispo, antes de proceder al lavado del infante, los presentes meten el dedo índice en el agua. La operación de limpieza corresponde hacerla a la comadrona, ayudada por la madrina. La madre debe estar ausente de la sala, para que su presencia no perjudique gravemente al niño. La misma ausencia se le recomienda a las mujeres menstruantes. El pelo sólo le será atusado con las manos, por creerse que si se hinca el peine al pequeño le crecerán los dientes como puntas. Al menos, en Zarza de Granadilla, Abadía y Villar de Plasencia le ponían al niñinu ceroti pal culu pa que cagara, porqui tenía que dil a la iglesia limpitu por aentru y limpitu por ajuera. La costumbre cabe considerarla como una medida precautoria, ya que si se cagaba en el sacramentu primeru, según se pensaba en Plasencia y en otros núcleos de su partido, el niño estaba predestinado a ser un mal cristiano.