El Catecismo recuerda en los
Mandamientos de la Santa Madre Iglesia la obligación de cumplir unos mínimos a
los cristianos. Estos mínimos consisten en confesar los pecados mortales una
vez al año y recibir la Eucaristía, al menos en Pascua.
En nuestro
pueblo, el Párroco era auxiliado por otros Párrocos de los pueblos cercanos. Durante
varios días acudían a Zarza para que sus vecinos pudieran confesarse y tomar la
Comunión.
El vecino, una vez cumplido con la
confesión y la Comunión, se pasaba por la Sacristía donde le entregaban una
tarjeta de su cumplimiento con la Iglesia.