San
CRISTOBAL
10
de julio
Patrón
de los TRANSPORTISTAS Y conductores
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Según la leyenda,
inicia el camino en la búsqueda para conocer sobre un tal Jesucristo, que aún
después de muerto en la Cruz, tiene tanto poder. Por su corpulencia se gana
la vida cruzando el río, sobre sus hombros, a los viajeros que quieren pasar
a la otra orilla. En una ocasión, sobre sus hombros cargó a un niño y mitad
de trayecto el peso del niño era cada vez mayor y tuvo muchas dificultades en
llegar a la otra orilla.
-
¿Quién eres niño, que me pesabas tanto que parecía que
transportaba el mundo entero?
-
Tienes razón - le dijo el niño – peso más que el mundo
entero, pues soy el Creador del mundo. Yo soy Cristo, me buscabas y me has
encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo (Cristóbal) el
portador de Cristo.
Se bautiza en
Antioquia y se fue a predicar a Licia y Samos. Allí fue encarcelado por el
rey Dagón que lo torturó (martirizó) y mandó degollar.
ICONOGRAFÍA Se representa como un hombre
muy corpulento que carga sobre sus hombros a Jesús haciendo una bendición y
en su mano, a modo de báculo, una vara con el extremo lleno de hojas,
representando que donde la clava el suelo reverdece. Su imagen podía,
normalmente, a la entrada de las iglesias y
a la puerta de las ciudades para proteger a los viajeros en su camino.
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La Piedad
virgen
maría de la medalla milagrosa
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Sor Catalina de Labouré nace en
La iglesia parroquial de Moutiers –
Saint Jean – fue testigo de sus anhelos eucarísticos. Ingresa el 21 de abril
de 1830 en el Noviciado de las Hijas de la cAridad de París. Siendo las
virtudes de la Congregación: la sencillez, la humildad y la caridad.
La historia dice que en la capilla
del convento de las hermanas de la Caridad, Catalina Labouré fue elegida por
la Virgen María para que difundiera la Medalla Milagrosa.
Catalina tuvo
tres apariciones:
1ª Aparición - El Ángel Custodio, despertó y guió a sor Catalina hacia la
capilla. Donde se encontró con la Virgen María, quien la nombró su embajadora
para Gloria de Dios. La Virgen le habló de los males del mundo, de la
renovación de las Hijas de la Caridad y de la Eucaristía, como fuente de
todas las gracias.
2ª Aparición - Fue en la
capilla, mientras hacía meditación con sus hermanas de la Comunidad. La misma
sor Catalina cuenta esta aparición: “Aparecía
vestida de blanco aurora y resplandeciente. Un velo blanco descendía desde la
cabeza a los pies. El rostro aparecía descubierto y era de tal belleza que me
sería imposible describirlo. En sus manos sostenía una esfera, coronada con
una pequeña cruz”. Catalina oyó: “este globo representa al mundo entero y a
cada persona en particular”. En los dedos de la mano vi unos anillos
revestidos de piedras preciosas, que despedían destellos de luz. Sus ojos
estaban dirigidos a lo alto, en actitud de oración. El globo de las manos se
desvaneció, y éstas se inclinaron hacia la tierra, en actitud maternal. Ella
bajó sus ojos y quedó mirándome. Se formó un cuadro ovalado y rodeando a la
santísima Virgen, vi escritas estas palabras con letras de oro: “¡OH MARÍA
SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!”. Un momento
después, el cuadro dio media vuelta y vi la letra “M” y encima, apoyada en la
letra M, la Cruz. Al pie de la letra M el corazón de Jesús coronado de
espinas y el corazón de María, traspasado por una espada; y todo el contorno rodeado
de doce estrellas. Son figura de los doce apóstoles y representan a la
Iglesia, luz para el mundo. Pensaba en mi interior, si había que escribir
también algo. Se me respondió: “bastante dicen la letra M y los dos
corazones”. Oí una voz que me decía: “Haz acuñar una medalla según este
modelo. Cuantas personas la lleven con confianza recibirán grandes gracias”.
3ª Aparición - La santísima Virgen se presentó en el altar. Ella le dijo: “Ya no me veras más”. Fue la última
aparición.
Catalina confió todo al Padre Aladel que era su confesor
y guía espiritual. Y pasó el resto de su vida, 46 años más, al servicio
humilde y silencioso de los pobres: ancianos del hospicio, miserables de
barrios, heridos de las revoluciones y las guerras. La Virgen María quiso
entregar a sus hijos el escudo de la fe en la Medalla de la Inmaculada, que
el pueblo ha bautizado con el nombre de “Medalla Milagrosa”, por los muchos
milagros y conversiones que ha realizado. “Propagad la Medalla”. Es la
consigna de Santa Catalina mientras vivió. En junio de 1832 empieza la
distribución de las primeras medallas en París, autorizado por el Arzobispo
de París Monseñor De Quelen.
Antes de terminar el siglo XIX se habían distribuido más de mil
millones de medallas. La medalla de la Virgen se ha extendido en todos los
continentes. Esta es la única Medalla en el mundo, diseñada por la santísima
Virgen María.
La Medalla Milagrosa llamada el “Evangelio de María”, contiene
los dogmas de fe.
Inmaculada Concepción: “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos.”
Virginidad perpetua: por el velo blanco que vestía María desde la cabeza a los pies,
recuerda el velo con que cubrían su cabeza, las mujeres vírgenes de la
primera Iglesia.
Maternidad divina: la Cruz signo de Cristo y de su obra redentora, nace y se apoya
en la letra M, primera letra del nombre de María, Madre, Mujer.
Asunción gloriosa: María sobre la esfera, aparece llena de belleza resplandeciente
y Reina del Universo.
ICONOGRAFÍA –La Virgen tiene en sus manos “los rayos de luz, símbolo de cuantas gracias concedo a quienes me las piden”. |
VÍRGEN
DEL CARMEN
16
DE JULIO
PATRONA
DE LOS MARINEROS
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Santa María en el
Monte Carmelo, referida comúnmente como Virgen del Carmen o Nuestra Señora
del Carmen, es una de las diversas vocaciones de la Virgen María. Su
denominación procede del llamado Monte Carmelo, en Israel, un nombre que
deriva de la palabra Karmel o Al-Karem y que se podría traducir como ‘jardín’
Memoria de la Bienaventurada Virgen
María del Monte Carmelo, monte en el que Elías consiguió que el pueblo de
Israel volviese a dar culto al Dios vivo y en el que, más tarde, algunos,
buscando la soledad, se retiraron para hacer vida eremítica, dando origen con
el correr del tiempo a una orden religiosa de vida contemplativa, que tiene
como patrona y protectora a la Madre de Dios.
Desde los antiguos ermitaños que se
establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su
profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la
visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María
Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del
dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.
Los marineros
dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí
la analogía con la Virgen María quien, como estrella de mar, nos quía por las
aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.
Por la invasión de
los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte
Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció
la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su
Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el
Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
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NUESTRA
SEÑORA DEL ROSARIO
7
DE OCTUBRE
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Cuenta la leyenda que
la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del
monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a
rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció
diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados
liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret,
cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera
capilla dedicada a la imagen.
En el siglo XV su
devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato
Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos
los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que
siglos atrás dio a Santo Domingo.
El rezo del Santo
Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo
cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa Pío V en el día
aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de
Lepanto (1571), victoria atribuida a la Madre de Dios, invocada por la
oración del Rosario.
La celebración de
este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo en compañía de
la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la
encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.
ICONOGRAFÍA - La
Virgen María con Jesús y un Rosario en la mano derecha.
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VIRGEN
DE FÁTIMA
13
DE MAYO
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El 13 de mayo de
1917, la Virgen María se les apareció por primera vez a tres pequeños
pastores en el poblado portugués de Fátima. Los tres pastorcitos eran Lucía
(10 años) y los hermanos Francisco (9años) y Jacinta (7 años).
Un año antes, un
ángel se le apareció a los tres niños y los preparó para las apariciones
marianas que presenciarían. El día de la primera aparición, los niños
salieron de misa y se dirigieron con su rebaño a las tierras del padre de
Lucía. Mientras jugaban, vieron unos relámpagos de luz y creyeron que era una
tormenta que se avecinaba. Para guarecerse, a instancias de Lucía, se
refugiaron en una cueva y en el fondo, según palabras de Lucía, vieron lo
siguiente:
"Una Señora
vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando una luz más
clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina, atravesado
por los rayos de sol más ardientes. Tenía las manos puestas en actitud de
oración, apoyadas en el pecho, y de la derecha pendía un lindo rosario de
cuentas brillantes como perlas, con una pequeña cruz. Como único adorno, un
fino collar de oro reluciente, colgando sobre el pecho y rematado casi a la
altura de la cintura, por una pequeña esfera del mismo metal".
Después de su primera
aparición, la Virgen continuó presentándose en el mismo lugar los días 13 de
cada mes, durante seis meses.
Los niños recibieron
una visión del infierno y en la última aparición, el 13 de octubre, la Virgen
se identificó ante 70 mil espectadores como Nuestra Señora del Rosario. Ese
día sucedió un gran milagro solar y muchas personas se convirtieron y fueron
sanadas de sus enfermedades.
Después de la última
aparición de la Virgen, Francisco se dedicó mayormente a rezar a lo largo del
poco tiempo de vida que le quedó y manifestó siempre su deseo de consolar a
Dios. Murió al año siguiente de ver a la Virgen.
Jacinta murió en 1920
después de una penosa enfermedad. Ofreció todo su dolor a Dios y dicen que el
día de su muerte la Virgen vino por su alma. A pesar de que su cuerpo
despedía muy mal olor a causa de su enfermedad, al momento de su muerte,
Jacinta expelía un perfume suave. Su cuerpo fue exhumado en 1931 y se
contempló incorrupto.
Lucía optó por la
vida religiosa y en años posteriores continuó recibiendo mensajes de Nuestra
Señora. Falleció en 2005.
ICONOGRAFÍA – Nuestra
Virgen de Fátima con los tres pastores rezando a sus pies.
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Bibliografía y fuentes