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16 de noviembre de 2014

Costumbres - La cencerrada



Os presento una recopilación de costumbres Zarceñas y de la Comunidad de Granadilla. Son extractos de los artículo publicados por el folklorista extremeño José María Domínguez Moreno en la Revista de Folklore (Fundación Joaquín Díaz)


Título del artículo: La Cencerrada en el partido de Granadilla (Cáceres)
Año: 1985    
Revista número: 55 (pp. 12-20)


INTRODUCCIÓN
En el año 1729 el tantas veces citado Diccionario de Autoridades definía la cencerrada como algo que "en los lugares cortos, suelen los mozos las noches de días festivos andar haciendo este ruido por las calles y también quando hai bodas de viejos o viudos, lo que llaman Noche de Cencerrada, Dar Cencerrada, Ir a la Cencerrada". Al igual que hoy, la manifestación adquiría un doble sentido: carácter festivo asimilado a fechas determinadas del calendario profano-religioso (San Sebastián, San Blas, Carnavales o San Juan) y censura comunitaria contra los infractores de las normas o leyes consuetudinarias.
Es el segundo de los aspectos de la antedicha definición, al que voy a referirme en este trabajo, ya que éste presenta unas especiales connotaciones y una gran vigencia en la zona norte de la provincia de Cáceres, concretamente en el área comprendida en el antiguo partido judicial de Granadilla, donde he tenido la oportunidad de realizar mis investigaciones. Comprende su espacio una superficie aproximada de 400 kilómetros cuadrados, a ambas márgenes del curso del río Alagón, contabilizando una treintena de núcleos. Entre éstos se pueden citar los siguientes: Abadía, Ahigal, Aldeanueva del Camino, Casar de Palomero, Cerezo, Granja, Guijo de Granadilla, Hervás, Mohedas, Palomero, Pesga, Santibáñez el Bajo, Zarza de Granadilla, Caminomorisco, Pinofranqueado y Nuñomoral.
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Parece que efectivamente el vocablo cencerrada deriva de la voz cencerro, ya que éste es desde antiguo el instrumento más usado en el concierto. Mas no es el único nombre conocido. En un repaso por las distintas regiones nos encontraremos distintas denominaciones para la misma práctica. En Extremadura se denomina: cencerrá, campanillá, murga, matraca, esquilá, correr los campanillos, dolón-dolón, carantoñá y ronda del cuerno.
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En la comarca media del río Alagón el nombre más usualmente empleado para definir la cencerrada es el correr los campanillos, siguiendo a mayor distancia los de matraca, murga y campanillá. Cuando a la cencerrada propiamente dicha se le añaden efectos teatrales o dramáticos se la denomina indistintamente ronda del cuerno o carantoñá. Campanillo es sinónimo de cencerro en toda Extremadura y a él se refieren algunos dichos populares que relacionan sus centros de producción con el acto de la cencerrada: Por falta de campanillos no la dieron en Montehermoso; En Burguillos, campanillos para dar campanillás; Campanillos, campanillos, / sí que hay muchos campanillos, / pero para la campanillá / que sean de Torrejoncillo.
A los campanillos acompañan en el partido de Granadilla otros instrumentos sonoros no menos interesantes: esquilas, botes con piedras, pitos, carracas, cuernos, matracas, tambores, trompetas, sartenes, calderos, hierros, tapaderas, cucharas jarreñas, cañas hendidas e, incluso, bocinas.
Al contrario de lo que ocurre en otras regiones, donde las cencerradas parece que dejaron de llevarse a efecto en el primer tercio de siglo, aquí siguen constituyendo una manifestación popular que sale a relucir en el momento menos esperado. En los últimos diez años he sido testigo ocular de cuatro cencerradas, dos en Torrejoncillo y dos en Ahigal. En las primeras participaron no menos de trescientas personas. Al lado de los jóvenes acudieron personas casadas de ambos sexos. Se censuraba el arrejuntamiento de una viuda de mediana edad y de un solterón. La última agarada de Ahigal reunió a unos cien jóvenes. Famosa fue hace un par de años, por cuanto que de ella se hizo eco la prensa nacional, la campanillá de Galisteo, pueblo próximo al área de mi estudio, que aún arrastra secuelas de tipo judicial.
La principal opositora de la cencerrada ha sido la legislación. Desde hace siglos las condenas han llovido contra estas genuinas censuras populares. La primera que deja la huella de su prohibición es la Iglesia, allá por el siglo XIII. El Concilio de Turín, en 1455, decreta la excomunión para los que participen en las cencerradas. Las normas emanadas de este concilio van a servir de base para la redacción de numerosas leyes diocesanas que se emiten con el mismo espíritu. Así ocurre en Portugal, en España y en otros países mediterráneos.
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Está claro que estas leyes civiles y eclesiásticas nunca se aplicaron con rigidez, no siendo la única causa de la disminución del número de cencerradas. Hay que señalar que las autoridades locales, sobre todo en los núcleos rurales, solían ser conocedores del día, de la hora y de la calle en la que la cencerrada tendría lugar. Hubo casos en los que las autoridades participaron en la juerga o la promovieron. Se dice que un alcalde de Zarza de Granadilla, hacia 1890, cuando tenía conocimiento de algún hecho merecedor de cencerrada echaba el siguiente bando:

He teniu sabienda de que los campanillus van a jacel tolón una nochi d'éstas y que los japerus de la cocina van a tamborileal y que la volandera va a jacel cri, cri, cri. Allá ca unu, porqui en el ayuntamientu no queremus sabel na”.

Lógicamente el bando animaba al pueblo y el puritano alcalde conseguía de una manera solapada que la censura contra los inmorales reuniera al máximo posible de personas.
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En la zona objeto de mi investigación son numerosos y variados los motivos por los que se celebran cencerradas. Estos son los que he constatado: casamiento de viudos; casamientos de viejos y de viejo con joven; casamientos anormales; malos tratos dentro del matrimonio y separación de éste; relaciones anormales; arrejuntamientos; oposición a la comunidad y el no pagar el piso. A cada uno de estos apartados me referiré por separado.

1.-CASAMIENTOS DE VIUDOS.
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2.-CASAMIENTOS DE VIEJOS.
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3.-"ARREJUNTAMIENTOS".
En este apartado nos referimos a una doble modalidad o componenda, ya que la palabra arrejunlamiento se emplea para designar la situación de dos personas que hacen vida marital avista de todos sin estar casadas entre sí, como a la situación de aquellas otras que mantienen contactos íntimos de manera oculta o semioculta. En ello son posibles varias combinaciones: arrejuntamientos de casados; de casada con soltero; de casado con soltera; de viudos entre sí o con personas de otro estado; y de soltero con soltera.
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En relación con los arrejunlamientos se encuentra lo que en el partido de Granadilla se conoce como reguero de paja. Con el máximo secreto y amparado siempre en la oscuridad de la noche se hace con paja un camino entre la casa del hombre y la casa de la mujer que mantienen estas relaciones censurables para el pueblo. Si sopla el viento la paja es humedecida para que no se vuele. Por la mañana estas relaciones secretas se convierten en la noticia más importante para la comunidad, que gusta disfrutar de sensaciones fuertes que rompan la diaria monotonía.
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4.-CASAMIENTOS ANORMALES.
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5.-RIÑA DE CASADOS y SEPARACION MATRIMONIAL.
Cuando un matrimonio andaba a la gresca, sólo era objeto de cencerrada por parte del pueblo si el maltratado era el hombre, ya que se ha tenido como normal y razonable el que el marido zumbara las estallaeras a su mujer.
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6.-RELACIONES ANORMALES.
Incluyo en este apartado aquellas relaciones amorosas de mujeres viudas o separadas a raíz de las cuales llega el nacimiento de un niño. Cuando el embarazo es ya patente la cencerrada se hace realidad. Si se conoce la persona del hombre implicado en ese embarazo el reguero de paja aparece para señalar culpabilidades.
Estas mismas cencerradas se reservan igualmente para aquellas mujeres que, estando sus maridos ausentes durante meses, buscaron quienes le calentaran las pezuñas y el desliz terminó en una maternidad no deseada. En estos casos el regreso del marido al pueblo era saludado con una sonora cencerrada.

7.-OPOSICION A LA COMUNIDAD.
Este tipo de cencerrada tuvo su muerte con el fin de los concejos abiertos, que en el partido de Granadilla duraron hasta últimos del pasado siglo.
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8.-NEGATIVA A "PAGAR EL PISO".
Existe la costumbre en el partido de Granadilla de que todo mozo que inicia relaciones con una joven de pueblo distinto haya de pagar a los paisanos de ésta la cantidad que ellos estipulen, puesto que en caso contrario impedirán que tales relaciones sigan un curso normal.
Al segundo domingo del emparejamiento, que suele hacerse en el baile, se le acerca al forastero ligón el quinto más viejo. A éste le acompañan el secretario y el tesorero. Los tres le recordarán al visitante la tradición local y le señalan lo que cuesta la mocita de sus sueños. Como plazo para pagar le darán una semana, siendo posible la negociación y el descuento.
Los valores establecidos están de acuerdo con el nivel económico y social de la muchacha. Pero también se tiene en cuenta la situación del pretendiente para exigirle mayor o menor cuantía. La tasa se fija en un determinado dinero o en vino y carne.
Hay ocasiones en las que los quintos perdonan el pago al que pretende a una moza pueblerina. Se hace esto cuando el muchacho que entabla relaciones se encuentra en una precaria situación económica o cuando la muchacha de la que se enamora, por razones de su baja moralidad, amenaza con romper la estabilidad social del pueblo. En este caso incluso se comenta la posibilidad de pagarle los quintos al forastero para que se lleve el estorbo.
(...)
Cuando a un mozo se le ha pedido el piso y tarda en pagarlo o paga menos de lo que su novia cuesta, lo más normal es que se le aconseje que no vuelva al pueblo. Si el joven no obedece es casi seguro que se ganará algunos palos, que se le dé un chapuzón en la laguna o en el río en pleno invierno, que se le bautice con un mote para toda la vida, que se le haga un vacío absoluto y, por último, y esto siempre ocurrirá, que se le corran los campanillos el mismo día de la boda.

  

En Zarza, las últimas cencerradas de la que se tienen constancia, sucedieron en los días 2, 3 y 10 de mayo de 1947. La cencerradas, se celebraron con motivo de la relación entre un hombre (casado y con familia) con una joven con la que tuvo varios hijos. Los hechos fueron denunciados por la esposa ante el Gobernador Civil.

Una vez que este tipo de relaciones ya era pública y consolidada, los mozos se organizaban e iban por las esquinas del pueblo, con sus cencerros, coreando:

¿No sabes lo que ha venio de pallá?
que el tal* y la tal*
se han juntao yá


*Nombre real de los protagonistas.