Os presento una recopilación de costumbres Zarceñas y de la Comunidad
de Granadilla. Son extractos de los artículo publicados por el folklorista
extremeño José María Domínguez Moreno en la Revista de Folklore (Fundación Joaquín Díaz)
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Título del artículo: La
Cencerrada en el partido de Granadilla (Cáceres)
Año: 1985
Revista número: 55 (pp. 12-20)
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INTRODUCCIÓN
En el año 1729 el tantas veces citado
Diccionario de Autoridades definía la cencerrada como algo que "en los
lugares cortos, suelen los mozos las noches de días festivos andar haciendo
este ruido por las calles y también quando hai bodas de viejos o viudos, lo
que llaman Noche de Cencerrada, Dar Cencerrada, Ir a la Cencerrada". Al
igual que hoy, la manifestación adquiría un doble sentido: carácter festivo
asimilado a fechas determinadas del calendario profano-religioso (San
Sebastián, San Blas, Carnavales o San Juan) y censura comunitaria contra los
infractores de las normas o leyes consuetudinarias.
Es el segundo de los aspectos de la antedicha
definición, al que voy a referirme en este trabajo, ya que éste presenta unas
especiales connotaciones y una gran vigencia en la zona norte de la provincia
de Cáceres, concretamente en el área comprendida en el antiguo partido
judicial de Granadilla, donde he tenido la oportunidad de realizar mis
investigaciones. Comprende su espacio una superficie aproximada de 400 kilómetros
cuadrados, a ambas márgenes del curso del río Alagón, contabilizando una
treintena de núcleos. Entre éstos se pueden citar los siguientes: Abadía,
Ahigal, Aldeanueva del Camino, Casar de Palomero, Cerezo, Granja, Guijo de
Granadilla, Hervás, Mohedas, Palomero, Pesga, Santibáñez el Bajo, Zarza de
Granadilla, Caminomorisco, Pinofranqueado y Nuñomoral.
(....)
Parece que efectivamente el vocablo
cencerrada deriva de la voz cencerro, ya que éste es desde antiguo el
instrumento más usado en el concierto. Mas no es el único nombre conocido. En
un repaso por las distintas regiones nos encontraremos distintas
denominaciones para la misma práctica. En Extremadura se denomina: cencerrá,
campanillá, murga, matraca, esquilá, correr los campanillos, dolón-dolón,
carantoñá y ronda del cuerno.
(...)
En la comarca media del río Alagón el nombre
más usualmente empleado para definir la cencerrada es el correr los
campanillos, siguiendo a mayor distancia los de matraca, murga y campanillá.
Cuando a la cencerrada propiamente dicha se le añaden efectos teatrales o
dramáticos se la denomina indistintamente ronda del cuerno o carantoñá.
Campanillo es sinónimo de cencerro en toda Extremadura y a él se refieren
algunos dichos populares que relacionan sus centros de producción con el acto
de la cencerrada: Por falta de campanillos no la dieron en Montehermoso; En
Burguillos, campanillos para dar campanillás; Campanillos, campanillos, / sí
que hay muchos campanillos, / pero para la campanillá / que sean de
Torrejoncillo.
A los campanillos acompañan en el partido de
Granadilla otros instrumentos sonoros no menos interesantes: esquilas, botes
con piedras, pitos, carracas, cuernos, matracas, tambores, trompetas,
sartenes, calderos, hierros, tapaderas, cucharas jarreñas, cañas hendidas e,
incluso, bocinas.
Al contrario de lo que ocurre en otras
regiones, donde las cencerradas parece que dejaron de llevarse a efecto en el
primer tercio de siglo, aquí siguen constituyendo una manifestación popular
que sale a relucir en el momento menos esperado. En los últimos diez años he
sido testigo ocular de cuatro cencerradas, dos en Torrejoncillo y dos en
Ahigal. En las primeras participaron no menos de trescientas personas. Al
lado de los jóvenes acudieron personas casadas de ambos sexos. Se censuraba
el arrejuntamiento de una viuda de mediana edad y de un solterón. La última
agarada de Ahigal reunió a unos cien jóvenes. Famosa fue hace un par de años,
por cuanto que de ella se hizo eco la prensa nacional, la campanillá de
Galisteo, pueblo próximo al área de mi estudio, que aún arrastra secuelas de
tipo judicial.
La principal opositora de la cencerrada ha
sido la legislación. Desde hace siglos las condenas han llovido contra estas
genuinas censuras populares. La primera que deja la huella de su prohibición
es la Iglesia, allá por el siglo XIII. El Concilio de Turín, en 1455, decreta
la excomunión para los que participen en las cencerradas. Las normas emanadas
de este concilio van a servir de base para la redacción de numerosas leyes
diocesanas que se emiten con el mismo espíritu. Así ocurre en Portugal, en
España y en otros países mediterráneos.
(...)
Está claro que estas leyes civiles y
eclesiásticas nunca se aplicaron con rigidez, no siendo la única causa de la
disminución del número de cencerradas. Hay que señalar que las autoridades
locales, sobre todo en los núcleos rurales, solían ser conocedores del día,
de la hora y de la calle en la que la cencerrada tendría lugar. Hubo casos en
los que las autoridades participaron en la juerga o la promovieron. Se dice
que un alcalde de Zarza de Granadilla, hacia 1890, cuando tenía conocimiento
de algún hecho merecedor de cencerrada echaba el siguiente bando:
“He
teniu sabienda de que los campanillus van a jacel tolón una nochi d'éstas y
que los japerus de la cocina van a tamborileal y que la volandera va a jacel
cri, cri, cri. Allá ca unu, porqui en el ayuntamientu no queremus sabel na”.
Lógicamente el bando animaba al pueblo y el
puritano alcalde conseguía de una manera solapada que la censura contra los
inmorales reuniera al máximo posible de personas.
(...)
En la zona objeto de mi investigación son
numerosos y variados los motivos por los que se celebran cencerradas. Estos
son los que he constatado: casamiento de viudos; casamientos de viejos y de
viejo con joven; casamientos anormales; malos tratos dentro del matrimonio y
separación de éste; relaciones anormales; arrejuntamientos; oposición a la
comunidad y el no pagar el piso. A cada uno de estos apartados me referiré
por separado.
1.-CASAMIENTOS DE VIUDOS.
(...)
2.-CASAMIENTOS DE VIEJOS.
(...)
3.-"ARREJUNTAMIENTOS".
En este apartado nos referimos a una doble
modalidad o componenda, ya que la palabra arrejunlamiento se emplea para
designar la situación de dos personas que hacen vida marital avista de todos
sin estar casadas entre sí, como a la situación de aquellas otras que
mantienen contactos íntimos de manera oculta o semioculta. En ello son
posibles varias combinaciones: arrejuntamientos de casados; de casada con
soltero; de casado con soltera; de viudos entre sí o con personas de otro
estado; y de soltero con soltera.
(...)
En relación con los arrejunlamientos se
encuentra lo que en el partido de Granadilla se conoce como reguero de paja.
Con el máximo secreto y amparado siempre en la oscuridad de la noche se hace
con paja un camino entre la casa del hombre y la casa de la mujer que
mantienen estas relaciones censurables para el pueblo. Si sopla el viento la
paja es humedecida para que no se vuele. Por la mañana estas relaciones
secretas se convierten en la noticia más importante para la comunidad, que
gusta disfrutar de sensaciones fuertes que rompan la diaria monotonía.
(...)
4.-CASAMIENTOS ANORMALES.
(...)
5.-RIÑA DE CASADOS y SEPARACION MATRIMONIAL.
Cuando un matrimonio andaba a la gresca, sólo
era objeto de cencerrada por parte del pueblo si el maltratado era el hombre,
ya que se ha tenido como normal y razonable el que el marido zumbara las
estallaeras a su mujer.
(...)
6.-RELACIONES ANORMALES.
Incluyo en este apartado aquellas relaciones
amorosas de mujeres viudas o separadas a raíz de las cuales llega el
nacimiento de un niño. Cuando el embarazo es ya patente la cencerrada se hace
realidad. Si se conoce la persona del hombre implicado en ese embarazo el
reguero de paja aparece para señalar culpabilidades.
Estas mismas cencerradas se reservan
igualmente para aquellas mujeres que, estando sus maridos ausentes durante
meses, buscaron quienes le calentaran las pezuñas y el desliz terminó en una
maternidad no deseada. En estos casos el regreso del marido al pueblo era
saludado con una sonora cencerrada.
7.-OPOSICION A LA COMUNIDAD.
Este tipo de cencerrada tuvo su muerte con el
fin de los concejos abiertos, que en el partido de Granadilla duraron hasta
últimos del pasado siglo.
(...)
8.-NEGATIVA A "PAGAR EL PISO".
Existe la costumbre en el partido de
Granadilla de que todo mozo que inicia relaciones con una joven de pueblo
distinto haya de pagar a los paisanos de ésta la cantidad que ellos
estipulen, puesto que en caso contrario impedirán que tales relaciones sigan
un curso normal.
Al segundo domingo del emparejamiento, que
suele hacerse en el baile, se le acerca al forastero ligón el quinto más
viejo. A éste le acompañan el secretario y el tesorero. Los tres le
recordarán al visitante la tradición local y le señalan lo que cuesta la
mocita de sus sueños. Como plazo para pagar le darán una semana, siendo
posible la negociación y el descuento.
Los valores establecidos están de acuerdo con
el nivel económico y social de la muchacha. Pero también se tiene en cuenta
la situación del pretendiente para exigirle mayor o menor cuantía. La tasa se
fija en un determinado dinero o en vino y carne.
Hay ocasiones en las que los quintos perdonan
el pago al que pretende a una moza pueblerina. Se hace esto cuando el
muchacho que entabla relaciones se encuentra en una precaria situación
económica o cuando la muchacha de la que se enamora, por razones de su baja
moralidad, amenaza con romper la estabilidad social del pueblo. En este caso
incluso se comenta la posibilidad de pagarle los quintos al forastero para
que se lleve el estorbo.
(...)
Cuando a un mozo se le ha pedido el piso y
tarda en pagarlo o paga menos de lo que su novia cuesta, lo más normal es que
se le aconseje que no vuelva al pueblo. Si el joven no obedece es casi seguro
que se ganará algunos palos, que se le dé un chapuzón en la laguna o en el
río en pleno invierno, que se le bautice con un mote para toda la vida, que
se le haga un vacío absoluto y, por último, y esto siempre ocurrirá, que se
le corran los campanillos el mismo día de la boda.
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En Zarza, las últimas cencerradas de la que
se tienen constancia, sucedieron en los días 2, 3 y 10 de mayo de 1947. La
cencerradas, se celebraron con motivo de la relación entre un hombre (casado
y con familia) con una joven con la que tuvo varios hijos. Los hechos fueron
denunciados por la esposa ante el Gobernador Civil.
Una vez que este tipo de relaciones ya era
pública y consolidada, los mozos se organizaban e iban por las esquinas del
pueblo, con sus cencerros, coreando:
¿No sabes lo que ha venio de pallá?
que el tal* y la tal*
se han juntao yá
*Nombre real de los protagonistas.
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