|
Nuestra Constitución de 1876,
establecía la obligatoriedad del servicio militar para todos los españoles. Tenía
una duración de tres años y, posteriormente, se pasaba a una situación de
reserva durante otros ocho años.
Para poder mantener las
unidades de Ultramar (América, Asia y África) el ejército se nutría a través:
1º Del reenganche de soldados licenciados.
2º De voluntarios.
3º De sorteos especiales
entre los componentes de las unidades de la Península.
Pero había tres maneras de
eludir el servicio militar:
A – Resultando excedente
de cupo. De esta forma pasabas directamente a la reserva.
B – Por la redención en
metálico, según la cual el mozo se libraba abonando una cantidad en metálico.
C – Por la sustitución,
según la cual el mozo al que le tocaba el destino de Ultramar podía buscarse
a alguien que le sustituyera. Al sustituto se le abonaba una cantidad de
dinero.
Estas dos últimas fórmulas de
eludir el servicio a la Patria favorecían a las clases más altas, en detrimento de las más desfavorecidas.
El documento que os presento
es el contrato que una madre zarceña hace a favor de su hijo para el caso en
el que a éste le toque un destino de Ultramar. El contrato establece las condiciones en las
que se celebra el compromiso por ambas partes. El contrato está firmado, entre
otros, por José Rubio (comerciante) como testigo y Daniel Gordo (Médico) como
depositario.
Fuentes: S.H.G
www.eldesastredel98.com
|
