José María Domínguez
Moreno
El
ciclo vital en la provincia de Cáceres: del parto al primer vagido.
Año: 1986 Revista número: 61 (pp 3-12)
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1.-SAN RAMON MILAGRERU.
San Ramón Nonato regenta efectivamente el patronazgo de las
parturientas y su fama ha alcanzado predicamento universal. En Eljas la
embarazada le ofrece una misa por cada mes de gestación. Semejante costumbre
se conserva en diversos pueblos de la Sierra de Gata y valle del Jerte, donde
también se le da la limosna correspondiente. Velas de cera virgen, siempre en
número impar y no inferior a tres, colocan en Baños de Montemayor sobre el
altar del santo en el momento de cumplil. En Zarza de Granadilla la embarazada
primeriza le ofrecía un novenario. Cinco misas se celebraban antes del parto
y cuatro después de que éste tuviera lugar, dándose la circunstancia de que
la propia gestante no debía de asistir a ellas para que todo transcurriera
sin contratiempos. Semejantes prácticas de limosnas, oraciones y promesas al
santo protector se confunden en la totalidad de los pueblos cacereños.
3.-TREH BECIH TREH.
El caldo de gallina blanca tiene todas las propiedades para
precipitar la expulsión del feto, según creencia de Mohedas de Granadilla y
Cabrero. En Valdeobispo se estima que la pita más efectiva es la que tiene
dos años, mientras que en Ahigal se sigue pensando que ha de ser birgin, no
montá por el garullu pa qu' el caldu ehté con to lo suhtanciosu y la proboqui.
Una infusión de laurel con miel o azúcar creen que dilata la matriz de la
parturienta en Hervás, La Granja, Zarza de Granadilla, Pinofranqueado,
Torrecilla de los Angeles, Abadía, Torre de Don Miguel y algún que otro
pueblo del norte de Cáceres. En Valdestilla, Baños de Montemayor y Casas del
Monte se toma con la misma finalidad agua de anís caliente.
En los pueblos de la antigua mancomunidad de Granadilla cuando el
trance estaba próximo le ponían bajo la almohada una «vela de tinieblas» en
la que se hubieran grabado treh becih treh crucih; se asperjaba la habitación
con agua bendita al tiempo que la celebrante murmuraba entre dientes y
repetidamente el bien aentru, el mal ahuera, utilizándose como hisopo un
ramito de verbena; se encendía en la sala un zahumeriu con el romeru y el
tomillu que no se quemaba ni en San Juan ni en San Pedru, poquinu, pa c'
abiera poca humaera y solitu c'abiera golol; y, por último, se le cosía a la
camisa de la parturienta un papel con oraciones apropiadas para el caso. Yo mismo
he visto una hoja, amarillenta y desgastada por el uso, utilizada en más de
un parto, que contenía esta pequeña jaculatoria escrita a mano:
« Santana parió a la Birgen
y la birgen parió a Dio.
Santana y la Birgin
los parieron sin dolor .
En el nombre del Padre
y del hijo y de Espiritu
santo, amen.»
En las últimas décadas se impuso en toda la provincia una única
modalidad de parto, la de posicionarse la mujer en la cama tendida boca
arriba. Sin embargo, ésta sólo era una de las variadas posturas de las que he
tenido conocimiento. En el Campo Arañuelo, a finales del siglo pasado, se
daba a luz de pie, agarrándose la parturienta a una barra colocada en la
campana de la cocina. Parir junto al fuego del hogar fue una costumbre
generalizada y de gran contenido etnológico. En la ribera del Tiétar, también
en la cocina, la parturienta pasaba el trance apoyada en dos sillas y vestida
con una especie de bata que le llegaba a los tobillos y calzada. Numerosos
escaños de cocina sirvieron de mesa paritoria en los pueblos de la comarca de
Granadilla, donde la mujer daba a luz vestida o cubierta con una sábana, ya
reclinada o tendida totalmente. En estos últimos lugares se cerraban las
ventanas, puesto que la luna perjudicaba a la parturienta y a la criatura,
siendo iluminada la estancia por la luz desprendida de las llamas que la
lumbre. Al sur de Cáceres, en los últimos años del siglo XIX y parece ser que
en las primeras décadas del actual, se utilizaron sillah parierah, especies
de tumbonas o hamacas de madera bastante elevadas, muy semejantes a las
actuales mesas paritorias, en las que la embarazada encontraba una cierta
comodidad. Tales sillas eran prestadas por unos vecinos a otros.
5.-EN DOMINGU NACIHTI.
Poco afortunados serán los niños que nazcan en la Nochebuena, a las
doce en punto, y los que hagan el número siete de hermanos, sin hembra
intercalada. En ambos casos se convertirán en licántropos u hombres lobos,
metamorfoseándose en ese carnicero animal las noches de luna llena y
devorando de esa manera a personas y animales. Sólo se librarán de la
fatalidad si son bautizados por el hermano mayor y por nombre de pila le
imponen el de Antonio. Si la circunstancia sucede entre hermanos, la séptima
nacerá con los atributos de bruja. Lo afirman así en Las Villuercas,
Mancomunidad de Granadilla, Sierra de Gata y en la raya con Portugal.
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